Hablemos de los costaleros de Semana Santa

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En algo me llevo fijando los últimos años en fechas cercanas a Semana Santa,  y es en el discurso que se crea alrededor de los costaleros y del dolor y la lesiones.

Así que aquí va mi opinión, que más de uno o de una sabrá lo que pienso. Solo tienes que hacer una búsqueda en Google sobre costaleros y dolor, aparecen cientos de artículos premonitorios sobre lo mal que lo van a pasar, el daño que se van a hacer y lo fastidiadas que van a acabar su columna lumbar y cervical.

Artículos y artículos comentando que van a acabar destrozados, las principales lesiones que se van a producir y los tratamientos que deben realizar las semanas posteriores. 

Incluso hay algunos artículos que comentan que aunque después no tengan dolor, deben ir a chequearse de que todo esté correcto, vaya a ser que haya alguna lesión irreversible que no se trate a tiempo. 

Pero, ¿cuál es la realidad de los costaleros? 

Porque si hablas con ellos, se vuelven locos por cargar a «costal» a la figura y les duele más el no poder salir que el cargar con los kilos en la procesión. 

Su obsesión meses antes de Semana Santa es estar disponible ese día y a esa hora y miran con manía el parte metereológico los días antes.

¿Si de verdad es tan lesivo, qué ocurre? ¿son ignorantes o imprudentes?

Pues mira, ninguna de las dos.

La realidad es otra, la realidad es que la carga axial no es tan lesiva, tenemos ejemplos en las mujeres que portan cargas en la cabeza (hasta 20 kilos), no solamente en África, si no en otras regiones del mundo. 

El cuerpo humano está preparado para cargas axiales, debajo del paso se cargan alrededor de 30-50 kilos y pese a que sí que es verdad que pueden producirse lesiones, ocurre muy rara vez. 

Las probabilidades son pocas aunque sí que es cierto que pueden modificarse. 

Te explico, 

Volvemos a hablar como siempre de capacidades y cargas, la lesión ocurrirá más fácilmente si no se está preparado físicamente.

Antes los costaleros eran estibadores o gente que tenía trabajos físicos, esto hacía que estuvieran más preparados para levantar el paso.

A día de hoy son oficinistas o gente sedentaria, esto hará que tengan más probabilidades, pero no podemos premonizar o asegurar las lesiones como lo hacen los artículos que te critico. 

La otra realidad es la medio filosófica y neurobiológica y sería que necesitamos ciertos momentos de sufrimiento controlado y voluntario para poder vivir algo más cómodos el resto del año. 

Aceptar ese sufrimiento y dolor de la procesión para relativizar otros dolores.

Lo llaman practicar la incomodidad. 

Esto aplicaría también al dolor que experimentamos al realizar ejercicio físico. 

Duele, pero nos sienta bien.

Ahora, cuéntame tú,

¿Qué piensas sobre los costaleros y cargar peso?

¿Has portado un paso alguna vez? ¿Cómo fue la experiencia?

Nos leemos, 

Enric.

¿Qué piensas sobre la cronicidad de tu dolor?

¡Déjame tu respuesta en los comentarios!

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